Los nombres de El Calvario y de Tecómitl aparecen en el mapa de los comuneros de Milpa Alta que data del año de 1690
La Alcaldía de Milpa Alta tiene raíces profundas de origen prehispánico como son los dos Calvarios, uno es el de San Lorenzo Tlacoyucan, donde la historia oral establece que en lo alto se encuentra la ermita El Calvario, construida a finales del siglo XVI, de donde se dice que debajo de este inmueble se encuentra la tumba del último tlatoani Hueyitlahuilanque[1], el cual es un lugar registrado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
El otro es el Calvario en San Antonio Tecómitl, el cual se halla en los límites de San Juan Ixtayopan y San Antonio Tecómitl, sitio igualmente registrado ante el INAH con el nombre de «Atezcatlán», conocido por toda la población como «El Calvario»[2].
Localizado en la línea limítrofe de las alcaldías de Milpa Alta y Tláhuac, y que parte de la zona alta del Teuhtli al Calvario, y de este lugar a la mojonera las Nieves que se localiza en la Colonia Nahualapa en, en San Nicolás Tetelco, donde inicia San Juan Tezompa, municipalidad de Chalco, estado de México.
Los nombres de El Calvario y de Tecómitl aparecen en el mapa de los comuneros de Milpa Alta que data del año de 1690. Ahí vemos en El Calvario que aparece una modesta construcción donde suponemos que está en lo alto, donde actualmente se encuentra la Cruz de madera. El mapa original es de piel de venado y señala los límites de la propiedad comunal de los pueblos naturales de Milpa Alta.
En lo alto aparece un texto escrito en el antiguo español: «Mapa de la Milpa i sus tierras Milpan Chimalli el Rei Nuestro Señor que Dios gurde».Es ahí donde aparecen 23 nombres de pueblos y sitios importantes, (incluyendo al Calvario y a Tecómitl). Además, 31 lugares en náhuatl colindantes con Morelos y las alcaldías de Xochimilco, Tláhuac y el estado de México.
De acuerdo a lo que establecen los vecinos mayores de edad, fue en 1958 cuando el dueño del paraje de mil 242 metros cuadrados de superficie, el señor Amalio Suárez Corona, lo donó al pueblo por escrito, con el objetivo de levantar una capilla, pero lo más acertado por los vecinos de aquellos años fue dar continuidad con la crucifixión que data de los primeros años de la colonia.
Dicho documento dice: «El señor Corona declara y hace constar que la fracción de terreno el Calvario lo ceda al pueblo, para la construcción de una capilla, lo cual quedará al servicio de los fieles…» Como testigos firmaron los señores Clímaco Cabrera, Rutilo Meza, Antonio Vera, Marcelino Blancas y Gregorio Pradel.
De acuerdo a la historia oral de los pobladores oriundos del lugar, la tradición del Viacrucis proviene desde los inicios de la colonia española, siendo suspendida durante el movimiento revolucionario (1910 a 1917), cuando ahí fue levantado un campamento zapatista que por su altura se pueden ver los pueblos de Tetelco, Mixquic, Ixtayopan y Tecómitl. Hoy en día esa vista panorámica se ha perdido, ya no es la misma de cuando los pueblos eran pequeños; ahora ante el crecimiento de la población y con las construcciones de dos o más pisos, no se perciben estos lugares.
Como muestra del sitio ocupado por la tropa zapatista, hasta hace pocos años se encontraban a flor de tierra los casquillos de máuser; además, fue parte de la línea de fuego que se extendía hasta el Teuhtli.
Pasaron muchos años sin que se realizara el Víacrucis de la Pasión de Cristo, hasta que en el año de 1979 un grupo de jóvenes motivados por el señor Rosendo García lo revivieron, siendo nuevamente el paraje El Calvario el lugar de la escenificación de la Pasión de Cristo, recobrando lo que por muchos años se había olvidado.
Ha persistido tanto el interés por la escenificación del Viacrucis que el fotógrafo italiano Giovanni Capitani captó con su lente los hechos trascendentales de Semana Santa, material fotográfico que fue mandado a su país, y otras más expuestas en el Centro Cultural México-Italia del 27 de septiembre al 15 de octubre de 1982 bajo el título: «Llegar, encontrar, compartir, ver, hablar, fotografiar, regresar un año después».
Es a partir de 1979 y a la fecha, donde el Grupo Nazareno –y este año, el grupo Nazareno Nueva Generación– los que han retomado la tradición por iniciativa de Alondra Joselín Flores Flores, por lo que de nueva cuenta El Calvario recibe a cientos de feligreses que acuden al lugar a presenciar la Crucifixión con devoción y respeto, conscientes del valor histórico del terreno, por lo que no remueven la tierra, ni mueven piedras que conforman los escalones del montículo histórico. Siempre ha habido respeto por el lugar.
Bajo ese panorama, el pasado sábado 24 de agosto nos movilizamos como treinta vecinos luego de enterarnos que trabajadores de la construcción removían la tierra del montículo con máquinas retro excavadoras.
Al respecto, la alcaldía Milpa Alta envió a través de las redes sociales un comunicado en el que da a conocer que con el presupuesto participativo del gobierno de la Ciudad de México, y el correspondiente aval de la alcaldía, con 108 vecinos que se reunieron el 29 de abril del presente año, aprobaron que se realizarán los siguientes trabajos:
«Construcción de barda perimetral del terreno, colocación de adoquín, construcción de escalones de piedra, jardinería e instalación de luminarias».
Al respecto –y la pregunta es obvia–, ¿está permitido que el paraje histórico sea remodelado, cambiando o modificando su originalidad sin dar a conocer previo aviso al Instituto de Antropología e Historia (INAH) para que sea supervisado y no perder su esencia histórica. La alcaldía se justifica que el proyecto fue aprobado por 108 vecinos, cuando la población es de 152,685 personas[3].
Quienes aprobaron el citado proyecto de desmantelación de El Calvario, ¿acaso conocen la Ley sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas de la nueva ley publicada en el Diario Oficial el 6 de mayo de 1972?
Por consiguiente, pedimos respeto por el lugar histórico y el procedimiento apegado a la ley que establece el Instituto de Antropología e Historia. ♦
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* Presidente del Consejo de la Crónica de Milpa Alta y secretario de Cronistas Cabildos de la Ciudad de México.
[1] Tomado del libro: «Tlacoyucan», plantas comestibles silvestres. Editorial Quetzalcoatl. Tlacoyucan, México, 2021, página 13.
[2] Dato proporcionado por la antropóloga Blanca Paredes Gudiño del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
[3] Dato tomado del cuadernillo «Manual de atención a la violencia política hacia las mujeres», Milpa Alta, página 33. Del 25 de diciembre del año de 2023.